jueves, 9 de agosto de 2012

Cocina deconstructiva destructiva

¡Hola amigos de menú y café!
Hoy vamos a aprender a liarla parda en la cocina. Sólo necesitamos leche, chocolate en tableta y el coeficiente intelectual de un pato en celo.

Primero ponemos la leche a calentar en el cazo. Antes de que hierva, le echamos un cuadradito de chocolate. Veréis que reacciona y empieza a bullir, no os asustéis y echad más chocolate.

¡¡Hala!! ¡¡Mirad cómo crece el nivel de la leche!! Se está saliendo del cazo. Menos mal que tenemos vitro y no apaga el fuego. Ahora retiramos la leche que nos queda en el cazo a otro recipiente y lo fregamos, que se nos ha quedado tres dedos de leche quemada en el fondo. Mejor usad un estropajo de acero enrollado en la batidora eléctrica.

Esperamos a que se enfríe la vitrocerámica mientras la miramos y damos vueltas como recién llegados a una casa que no conocemos. Cogemos esa lijadora orbital que todos tenemos en el armario de las herramientas, en el segundo estante, junto al soplador de hojas, y procedemos a limpiar la vitro. Hay que tener cuidado no nos salte esa costra negra que antes fue leche a los ojos, no os pongáis gafas protectoras porque pareceréis imbéciles.

Fijaros que limpiais SÓLO lo que habéis ensuciado vosotros. Lo de vuestro compañero de piso no lo limpiéis, ya se apañará.

Bueno, ahora que todo está limpio, que no hay peligro de incendio y que vuestra vecina ha dejado de gritar por el patio "¡QUE SE TE QUEMA ALGO, NENA!", podemos volver a centrarnos en nuestro chocolate.

Le quitamos la telita marrón esa asquerosa que se le ha formado en la superficie, que al recogerlo parece tortilla hecha con el pollo regurjitado de un perro enfermo del hígado. Lo tiramos en la pila y nos tomamos un respiro, si hace falta vamos al váter a vomitar. Trasvasamos el chocolate a un vaso (o a 27 si hemos hecho demasiado chocolate) y lo metemos en la nevera.

Lo dejamos enfriar durante el resto del día. Si lo habéis hecho por la noche pues hasta que amanezca. ¡Ojo! Llegados a este punto y tras todas las desgracias provocadas en china con nuestros actos según la teoría del efecto mariposa, es importante no moverse y vigilar la nevera todo el tiempo mientras se enfría nuestra bebida. Si nuestro compañero de piso viniese a por algo podéis emplear cualquier truco para que no toque el refrigerador. Mi preferido es darle un golpe seco en la sien con la Baticao. Rápido y con resultados muy satisfactorios. Luego le digo algo como que "acabo de llegar y te he visto ahí tirado sangrando por los oídos".

Bien, cuando ya esté frío nuestro chocolate, ya podemos bebérnoslo. Antes, hay que quitarle la telita de la superficie otra vez. Ahora, aunque os entren arcadas, no vais a potar nada (no habéis comido en todo el día porque estábais vigilando la nevera). Y ahora sí ¡por fín! ¡el deseado momento!

Está asqueroso, ¿verdad? Eso es que lo habéis hecho bien.

Hasta la próxima, tripas de hule.